Steven Cardona, estudiante de Ciencia Política, cuenta que lo motivó a darle inicio al semillero.
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“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.” Bertold Brecht
Mi papá siempre me recalcaba una frase cuando me veía desfallecer: “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.” (Bertold Brecht). Viendo el esfuerzo que el y mi mamá hacían todos los días, aprendí por medio del ejemplo que hay que ser perseverante y resiliente.
Hace poco me encontraba aplicando a varias prácticas laborales que me pudieran servir para poder cumplir con el requisito de grado, y así poder culminar mi carrera en Ciencia Política en la Universidad de Los Andes. En el proceso, se me cruzó por los ojos mi paso por la universidad, mis logros, mi formación en el Colegio San Carlos y todo lo que he madurado. Mientras llenaba Cover Letters y enviaba hojas de vida, recordaba todos esos momentos y experiencias que estaba plasmando. Recordé así el motor de mi vida, tanto académica como personal. Este motor es algo complejo, pues es el entrelazamiento de varios aprendizajes y normas, que luego pasaron por un proceso de interpretación. Debo comenzar con el lema de mi colegio, el cual pertenece a la orden de San Benito. Yo no soy católico, y, sin embargo, mi paso por un colegio religioso dirigido por monjes fue una gran parte importante de mi formación. Todos los primeros miércoles del mes escuchaba al Padre Francis Wehri hablar sobre las enseñanzas de la biblia, de Jesús y de San Benito. El mensaje giraba alrededor de la frase “Ora et Labora”. Este latinazo significa orar y luego trabajar, contemplar y actuar. Mi interpretación luego de haberme cuestionado muchas de las preguntas más importantes de la vida y la religión, es que hay que ser consecuente con sus actos, hay que ser agradecido, hay que ser consciente en todo momento y escucharse a uno mismo, para luego si poder actuar y hacer que las cosas pasen. En los momentos difíciles, debemos re contemplarnos y a la situación, para así, luego de usar nuestras facultades, poder tomar el mejor camino. Dentro de aquella contemplación entran valores como la honestidad, la fraternidad y el liderazgo.
Lo segundo, es el lema de mi Universidad: “Más allá del deber”. Esto tiene dos connotaciones importantes para mencionar, al menos según mi experiencia. Por un lado, desde el lado utilitarista y profesional, en donde interpreto que es necesario involucrarse en otro tipo de actividades más allá del estudio, buscar la interpelación del sujeto dentro del espacio universitario, rebelde y revolucionario, y a su vez ser persistente y resiliente. Desde chiquito siempre he buscado involucrarme en otras actividades, hobbies y extracurriculares. Alguna vez estuve en el grupo de teatro del colegio, en el equipo de Ultimate, en el grupo de Modelos de Naciones Unidas y en el Consejo Estudiantil. Diría que inclusive esto lo hacía sin pensar en mi promedio ni en ser un gran estudiante. Yo estaba concentrado en ser un estudiante completo, balanceado y más que todo útil. Eso no ha sido diferente en la universidad, en donde volví al grupo de Modelos de Naciones Unidas, hice parte de semilleros y me lancé para ser representante estudiantil de Ciencia Política. Mi paso por los Andes fue más allá del deber, pues salí del salón de clases a conocer a la gente, a hacer amigos, a aprender otras habilidades y a representar a mi Universidad hasta a nivel internacional. La segunda connotación es de carácter moral y virtuoso. Como uniandinos tenemos la responsabilidad y el deber de retribuirle a la sociedad, pues somos los más afortunados y privilegiados. Nuestras carreras deben ser principalmente útiles para hacer de nuestra sociedad una mejor, para poder generar el cambio del cuanto tanto reclamamos y para poder en un futuro educar a las siguientes generaciones para reproducir y compartir nuestros valores.
Hoy me encuentro pensando en el futuro, y por ende estaba en la búsqueda de un espacio como el semillero de Derechos Humanos. Es así como me motivé a formar un grupo estudiantil de la importancia como este. Los Derechos Humanos son un pilar fundamental para la sociedad, y para nosotros futuros profesionales, aprender sobre ellos puede ser una variable diferenciadora a los demás. El semillero es también una forma de expandir los espacios de socialización entre los alumnos y un mecanismo mas para acortar la brecha y la distancia entre nosotros mismos. Es un espacio que busca unir nuestras posturas y aceptar la diversidad y la diferencia. Esa ha sido una de las luchas que he emprendido desde que llegue a la Universidad, en donde he palpado el privilegio y he sentido la ruptura dentro del estudiantado por cuestiones sociales, económicas, políticas y por la falta de participación. Espero poder aportar algo a aquellos cambios y luchas con la voluntad de haber impulsado un proyecto como este, además de motivar e inspirar a los demás a tomar la iniciativa.
Sin mas que decir, bienvenidos al blog del Semillero de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes.
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